Si comparamos las células de nuestros ancestros con las células de nosotros nos vamos a dar cuenta que el desarrollo de la tecnología y la industrialización nos alejaron de las  necesidades fisiológicas básicas,  nuestros ancestros continuamente se veían enfrentados a todo tipo de adversidades y esos eran los verdaderos estímulos para la biogénesis mitocondrial; periodo sin comer, se exponía a temperaturas de frío/calor, luchaban y cazaban,  el refugio, el alimento todo implicaba esfuerzo. Hoy en día sucede todo diferente todo está al alcance, en el momento y además estamos muy mal nutridos, el ser humano busca constantemente estar cómodo busca el placer inmediato, es decir que no pase frío, que no pase calor, sin cansarse, sin moverse y esa falta de adversidad nos hace débiles a pesar de qué evolucionamos como especie y nuestras necesidad de siguen siendo las mismas no estamos diseñados para esta vida moderna.

El estrés controlado nos hace ser más resistentes,  por ejemplo lo que ocurre con el ejercicio físico en el que generamos un daño que luego produce la reparación y crecimiento muscular del cual podemos obtener muchos beneficios.

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Nuestra biología no está diseñada para estar en una situación de confort necesitamos estimularnos para volvernos más fuertes, algunas prácticas que podemos introducir en nuestra vida para ayudar en la biogénesis mitocondrial podría ser ayuno y restricción calórica dieta cetogénica posicional frío y el calor exposición a la sociedad y conexión con la naturaleza.

MITOCONDRIAS 

Nuestras células primitivas

Las mitocondrias son los orgánulos citoplasmáticos (o sea: equivalentes celulares a los órganos del cuerpo) que en las células operan como centrales energéticas, sintetizando las moléculas de adenosín trifosfato (ATP) que brindan combustible químico a los diversos procesos celulares necesarios para la vida (respiración celular).

En el interior de la mitocondria se da la cadena respiratoria, un sistema de transmisores de electrones que crea la fuerza que impulsa la producción de ATP.

Las mitocondrias se encuentran en casi todas las células de los organismos que respiran oxígeno. La mayoría de ellos se encuentran en los tejidos que consumen energía, es decir, en los músculos (también en el músculo cardíaco) y en el cerebro, así como en el ovocito, es decir, en el óvulo. Usan oxígeno para oxidar sustratos reducidos (NADH) y producen ATP en un proceso llamado fosforilación – sustrato y oxidativo.

El origen de las mitocondrias

Lo curioso de las mitocondrias es que poseen en su propio ADN las instrucciones necesarias para sintetizar las sustancias energéticas indispensables y para replicarse a sí mismas durante la reproducción celular. Dicho ADN no es idéntico al del núcleo de la célula, lo cual ha permitido formular una hipótesis respecto a su origen: la endosimbiosis.

Según dicha teoría, las mitocondrias habrían surgido como resultado de la incorporación simbiótica (colaborativa) de un procarionte dentro de la célula eucariota, llegando a una suerte de acuerdo de convivencia que luego se hizo indispensable: el procarionte produciría energía para la célula completa y a cambio sería protegido en su interior, un medio rico en nutrientes y libre de competencia. El resto lo haría la evolución, que terminaría por fusionarlas a ambas en un mismo organismo.

Mitocondrias, biogénesis mitocondrial y salud.

Las enfermedades mitocondriales suelen ser progresivas y multisistémicas. Los órganos típicamente afectados son los que tienen una gran demanda energética, como el músculo esquelético y cardíaco, los órganos endocrinos, el riñón, los componentes no musculares del tracto intestinal, la retina y el sistema nervioso central. Sin embargo, prácticamente cualquier órgano o tejido puede estar afectado. 

Al igual que una central energética deteriorada produce menos energía y más contaminación, una mitocondria dañada es poco eficiente energéticamente y genera mayor cantidad de radicales libres, además de no realizar correctamente el resto de sus funciones.

Aunque producir energía es la labor principal de las mitocondrias, participan en otros muchos procesos, como síntesis de hormonas esteroideas (testosterona y estradiol), regulación del calcio celular, desintoxicación de amoníaco en el hígado y apoptosis.

Como siempre, tu cuerpo responde a los estímulos que le ofreces. Dale una vida sedentaria y tus mitocondrias se vuelven vagas. Dale movimiento  y tu cuerpo dispara la biogénesis mitocondrial.

BIOGÉNESIS MITOCONDRIAL

Desarrollar nuevas mitocondrias te permite generar más energía (mejorando el rendimiento), y reemplazar las mitocondrias dañadas, previniendo las enfermedades asociadas y ralentizando el envejecimiento.

Una recomendación para maximizar la biogénesis mitocondrial:entrenamiento en ayunas. Con poco glucógeno muscular el cuerpo se ve obligado a quemar más grasa, triplicando la biogénesis mitocondrial respecto a entrenar con glucógeno elevado.

Y además estos tres puntos son clave para apoyar la salud mitocondrial:

Y por otro lado sabemos de algunos alimentos para la optimización de la mitocondria:

  • Aminoácidos para construir proteínas incrustadas en la matriz, llenando el espacio entre dos membranas mitocondriales, creando complejos de la cadena respiratoria y construyendo enzimas que desempeñan un papel importante en la conducción de diversas reacciones de la respiración celular.
  • Ácidos grasos saludables: necesarios para la estructura y el funcionamiento adecuados de las membranas mitocondriales y para el curso del ciclo de Krebs;
  • Vitaminas y minerales, sin los cuales ciertas enzimas no pueden formarse o funcionar.

En resumen una alimentación omnívora basada en proteínas, grasas, verduras de temporada y algunas frutas locales. 

Algunos suplementos que son vitales para la función mitocondrial

  • Coenzima Q 10: Un suplemento esencial para la mitocondria es la Coenzima q10 ya que En la cadena mitocondrial, la coenzima Q10 es un componente de la cadena de transporte de electrones, necesaria para la fosforilación oxidativa que conduce a la generación de ATP, 
  • L-carnitina
  • ALA
  • Vitaminas del complejo B
  • Vitamina C

La disfunción mitocondrial es parte de un amplio espectro de problemas: fatiga crónica, diabetes, enfermedad cardiovascular, enfermedades neurodegenerativas, migrañas, cáncer  y hasta infertilidad, sin hablar de su papel en el envejecimiento prematuro.