La meditación es la experiencia espontánea de la no dualidad. En nuestra teoría no existe concentración en imágenes, ni ritual que conduzca al estado meditativo. Trabajamos con la Conciencia bruta, sin forzarla en nada. Si utilizamos la mente para construir algo, lo que logramos es obstaculizar el templo. Retomo la imagen del templo, de su limpieza a fondo, de su aireación, de la luz que penetra en él, y de la fuga de todas las voces que impiden la experiencia espontánea de la no dualidad. Es un punto central y la piedra angular en la que chocan la mayoría de los que empiezan una búsqueda espiritual. El primer vacío es fácil de alcanzar por poco que se dedique a ello una energía continua y regular. La mayoría de los ascetas logran vaciar el templo … Sin embargo, una vez cumplida esa tarea, una fuerte presión interior empuja al adepto hacia su pérdida…. Son pocos los que se mantienen flexibles como un recién nacido. Se dedican a venerar a una persona externa, enseñanzas externas, una serie de creencias, de conceptos, de prácticas que juzgan superiores a lo que han conocido hasta entonces. De una manera imperceptible, lo que hacen es poner estas enseñanzas en una cesta de flores y la colocan en su templo sin darse cuenta que, desde ese momento, su mente está bloqueada. Sea cual sea el valor de la enseñanza y del maestro, hay que seguirlo sin fijarlo, sin quitarle su calidad sutil y cambiante. Si nos apoderamos de algo y lo sistematizamos, lo fijamos, y de esa manera lo inmovilizamos y poco a poco lo que se creía supremo se cristaliza en nosotros mismos, engorda, se vuelve pesado y provoca nuestra caída. Tener esto siempre presente es de suma importancia….Desde que comenzamos a acumular, el espíritu tántrico se ha perdido. Es esta conciencia lo que da a los textos tántricos esa fluidez única, semejante a un río que no se puede inmovilizar. Desde el momento en que la devoción hacia el maestro nos hace desconocer al maestro que está en nosotros, hemos perdido la espiritualidad. Desde el momento en que dejamos de estar en relación constante con lo real para ir tras lo absoluto, perdemos el contacto con lo absoluto. Todo lo absoluto está contenido en la realidad. No hay nada fuera de ella. Mantén el templo vacío, abierto, silencioso. Es la única forma de experimentar la no dualidad…. La verdadera devoción, el amor absoluto por un maetro, es darse cuenta de que nunca nos ha dicho nada. No ha hecho más que abrir su Corazón para que podamos ver el nuestro. Todo está ahí. Ver nuestro Corazón, nuestra mente, volver al maravilloso origen sin apoyarse en nada. …No busques lo divino construyendo una jaula a tu alrededor. Respira simplemente.”

“Respira hondo y nadie te podrá encerrar en una jaula”
“La mente desea siempre aferrarse a los conceptos. Desde la infancia se la empuja a devorar conceptos. Nunca se cansa, siempre quiere más…Solemos pasar una parte de la vida buscando y la otra muriendo espiritualmente. La limpieza del templo, muy poco son capaces de realizarla, ya que implica vaciarlo de todo concepto, de toda creencia, de todo dogma, de toda idea de lo divino, eso es la Gran Alquimia. En el momento en que se lleva a cabo, se descubre la libertad… Eso es instalarse en el centro del Yo y acceder al Corazón, al vacío incomparable.”

“Al entrar en la propia morada, esencialmente pura y perfecta, uno se abre a lo absoluto. La enseñanza es perfecta por su sencillez, refinarla o graduarla, es debilitarla. Cualquier adepto ya sabe demasiado. Tú sabes demasiado. ¡Estás aquí para olvidar! Se trata simplemente de dejarse ser con toda libertad hasta el momento en que la Conciencia se disuelve en lo divino como bajo los efectos de un ardiente beso”

“…Hay que comprender bien que uno no medita para huir de algo o para conseguir algo exterior. No se medita para experimentar estados alterados de conciencia o cualquier otra cosa. Se medita únicamente para percibir por uno mismo que todo está en nosotros, cada átomo del Universo, y que ya poseemos todo lo que quisiéramos encontrar fuera de nosotros. Meditar es estar cien por cien en la realidad. Meditar en soledad o caminar rodeado por el bullicio de una ciudad contaminada es fundamentalmente lo mismo. Sólo cuando no hemos dado cuenta de eso empezamos a meditar realmente. Con la meditación no corremos detrás de nada, no buscamos ningún estado, ningún éxtasis, sólo el de estar totalmente en la realidad. … Desde el momento en que somos el Universo entero, ¿cómo vamos a ir hacia algo?. Sólo basta con abrir los ojos, todo está ahí. Cuando meditamos así, sentados, de pie o acostados, nos desborda lo divino, y lo divino se desborda en nosotros.”